Cuando aterrizas en el aeropuerto del Vigía para iniciar la
travesía, comienzas a percibir una cordialidad opuesta a la citadina, Los Andes
es famoso por sus páramos, sus paisajes pero principalmente por el calor humano
de su gente. En el recorrido… en cada parada para descansar… las sonrisas de los
Merideños se hace notar. Nos aventuramos a Mérida para dar inicio a una
travesía de 61 Km. Recorrido que pone a prueba tu resistencia física,
espiritual y tu capacidad de ser feliz y disfrutar de tan hermosos lugares a
pesar del cansancio. La ruta inició en el páramo de Gavidia, un lugar de
contrastes de colores, casitas de techos rojos y un clima que provoca
acurrucarse en la cama con una buena taza de chocolate caliente, frente a un
ventanal y disfrutar del silencio del lugar.
Continuamos el recorrido hasta Micarache, el punto de partida de la caminata. Allí nos esperaba Ali
Guerrero con sus mulas, sus fieles ayudantes durante todo el camino. Ali un baquiano, que lleva su tierra en las venas. Un hombre reservado, de poco
conversar pero con una sonrisa que te inspiraba a seguir a su lado mientras
echaba esos cuentos de camino.
El segundo día de la travesía es uno de los días más duros!,
pues la ruta dura 7 horas de caminata entre ascensos y descensos pronunciados,
al final del día el agotamiento se acentuaba y allí estaba Ali con su sonrisa
característica diciendo vamos! vamos! Que ya vamos a llegar… después de mucho
caminar llegamos a la mucuposada en Carrizal, un pueblito en medio de la nada,
en éste lugar Ali decidió habilitar su casita para recibir a caminantes que se
animarán a transitar por estos remotos caminos. Allí nos recibieron con un
Papelón con limón bien friito y después nos consintieron con un cafecito, un
buen guayoyo!
Seguimos la trayectoria acompañados de Ali y sus mulas. 4
días maravillosos, llenos de naturaleza, sentires, sabores y olores…
experiencias que enriquecieron el espíritu de cada uno de los participantes
finalizando en Santa Maria de Canaguá, en los llanos de Barinas.
Durante esos 4 días de trekking Ali jamás dejo de sonreír…
Su sonrisa nos dejó un aprendizaje y nos recordó que la “cordialidad” alivia el
cansancio mas extremo, es contagiosa y hace que te enamores aún más de este
país y nuestra gente.
Daniela Echenique - Gerente de Akanan Travel