Hacer un ‘trekking’ en alta montaña era
algo que tenía en mi lista de cosas por
hacer desde hace rato, ahora creo que aumentaré esa lista porque de esta
experiencia lo que más me quedó fue el deseo de multiplicar este reto y añadir
otros destinos más.
El viaje lo hice con Akanan Travel &
Adventure, puedo decir de ellos que fueron impecables en toda la organización
desde el momento en contactarlos para iniciar mi aventura.
El primer día (9 de febrero) volé por mi
cuenta en avión hacia El Vigía, junto a mis compañeros de viaje, éramos 6 en
total, una vez allí el personal de Akanan nos recogió y empezamos nuestra
travesía hacia la ciudad de Mérida, Carlos Contreras, nuestro guía principal y
Fernando Mora el guía de apoyo. Como a la mayoría no nos dio chance de
desayunar porque salimos muy temprano hicimos una parada estratégica en Mérida
en un local llamado Pastelitos de Ña Carmen, simplemente delicioso y
recomendable.
Después de unas 6 horas de carretera por un
paisaje bellísimo llegamos al pueblo de Los Nevados (2.700 m.s.n.m.), un lugar así
como sacado de un cuento, con una gente súper amable y muy agradable, allí
pasamos la tarde y la noche para aclimatarnos y acostumbrarnos un poco a la
altura, la posada Guamanchi fue nuestro refugio y la señora Zoraida nuestra
anfitriona y debo decir que cocina riquísimo.
Al día siguiente después de un desayuno
delicioso y abundante, emprendimos nuestra caminata, uno realmente se siente en
un cuento, ese día llegamos hasta el campamento La Pila (3.995 m.s.n.m.) luego
de una caminata de aproximadamente 5 horas por unos parajes insólitos, allí
montaron las carpas y nos deleitamos con una deliciosa cena ‘hasta con postre’
la noche es realmente fría hay que irse bien protegido, en la mañana ya con sol
la temperatura era de 2°C había hielo encima de las carpas. Un amanecer
bellísimo ya a esa altura empiezas a sentir como si estuvieras en otro planeta
cambia la vegetación y hay rocas que anteriormente fueron glaciares.
Ese día salimos después del desayuno,
pasamos por Alto de La Cruz (4.100 m.s.n.m.) desde allí hay una vista increíble
del Pico Bolívar y de las estaciones de teleférico de Pico Espejo (hacia abajo)
y Loma Redonda (hacia arriba) allí nos pusimos unos cascos que nos dieron
nuestros guías y seguimos nuestra caminata hacia la cumbre del Pico Toro, una
caminata muy dura, más no difícil. La sensación de alcanzar un pico es algo
indescriptible, te hace sentir poderoso y capaz de cualquier cosa que te
plantees en la vida.
Después de hacer cumbre inició nuestro descenso, tomamos un rico almuerzo preparado por nuestros estupendos guías Carlos y Fernando, se nos hizo un poco tarde, pero por suerte alcanzamos a llegar a la estación del teleférico antes que cerrara y nos dieron ‘la cola’ asimismo, una vez más la cordialidad del andino nos volvió a sorprender, una vez en la estación de La Aguada caminamos hasta casa de Pedro Peña, nieto de Domingo Peña, quien subió por primera vez al Pico Bolívar llevando a cuestas el busto del libertador.
La casa de Pedro Peña ( 3.300 m.s.n.m.) es un albergue para montañistas, es realmente muy acogedora y con una vista increíble de todo el Páramo de La Culata, Pedro es un personaje muy peculiar, odia el ruido y el reguetón, vive allí con sus dos perros Moby Dick, fiel compañera desde hace doce años y un chiguagua muy arisco del cual no recuerdo el nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario