jueves, 11 de mayo de 2017

Una Aventura que fluye : "El Delta del Orinoco" por Henry Linares.


La experiencia turística en el Delta del Orinoco es una sensación salvaje, natural, apacible. La combinación perfecta de estos elementos te hace olvidar de la ciudad, y si eres un apasionado de los ambientes naturales como yo, en algunas partes te sientes como en un documental de exploradores. Las aves, los monos, las toninas, caimanes, los árboles, el agua, TODO.

La parte más cruda sin embargo, puede ser el contacto con las comunidades indígenas Waraos, su vida no es fácil, es diferente a la citadina común. Sus artesanías son impactantes, no dudes en llevar efectivo para comprarles sus figuras talladas en Sangrito (la madera de la raíz de un árbol que se presta muy fácilmente para este tipo de artesanía), los chinchorros son los más caros, pero son obras maestras.

Nuestro alojamiento en el campamento fue una delicia, rustico pero confortable totalmente, tienes una vista única frente al caño Manamo, ves el agua bajar y subir con la marea desde la terracita de la cabaña o desde la parte delantera del campamento. Una experiencia de inmersión y relajación que ningún spa puede emular.


Puedes practicar la pesca de pirañas (yo no saqué ni un pez dorado, pero los niños que fueron conmigo hicieron fiesta, eso si, siempre regresándolas al agua).


De todos los lugares que he podido conocer en Venezuela y todos los atardeceres y amaneceres, los que presencié en el Delta del Orinoco, son los más impactantes en mi lista hasta ahora. El reflejo del sol saliendo u ocultándose sobre la superficie espejada del agua, en esos tonos que se entremezclan de anaranjado y rosado, para poner al final de cualquier película definitivamente.

Si no vas al Delta, te estás perdiendo de algo ÚNICO. Ve, que haces leyendo esto todavía?




No hay comentarios:

Publicar un comentario