jueves, 15 de diciembre de 2016

Sonrisas que no cesan, entre páramos y llanos…


Cuando aterrizas en el aeropuerto del Vigía para iniciar la travesía, comienzas a percibir una cordialidad opuesta a la citadina, Los Andes es famoso por sus páramos, sus paisajes pero principalmente por el calor humano de su gente. En el recorrido… en cada parada para descansar… las sonrisas de los Merideños se hace notar. Nos aventuramos a Mérida para dar inicio a una travesía de 61 Km. Recorrido que pone a prueba tu resistencia física, espiritual y tu capacidad de ser feliz y disfrutar de tan hermosos lugares a pesar del cansancio. La ruta inició en el páramo de Gavidia, un lugar de contrastes de colores, casitas de techos rojos y un clima que provoca acurrucarse en la cama con una buena taza de chocolate caliente, frente a un ventanal y disfrutar del silencio del lugar.
Continuamos el recorrido hasta Micarache, el punto de  partida de la caminata. Allí nos esperaba Ali Guerrero con sus mulas, sus fieles ayudantes durante todo el camino. Ali un baquiano, que lleva su tierra en las venas. Un hombre reservado, de poco conversar pero con una sonrisa que te inspiraba a seguir a su lado mientras echaba esos cuentos de camino.
El segundo día de la travesía es uno de los días más duros!, pues la ruta dura 7 horas de caminata entre ascensos y descensos pronunciados, al final del día el agotamiento se acentuaba y allí estaba Ali con su sonrisa característica diciendo vamos! vamos! Que ya vamos a llegar… después de mucho caminar llegamos a la mucuposada en Carrizal, un pueblito en medio de la nada, en éste lugar Ali decidió habilitar su casita para recibir a caminantes que se animarán a transitar por estos remotos caminos. Allí nos recibieron con un Papelón con limón bien friito y después nos consintieron con un cafecito, un buen guayoyo!
Seguimos la trayectoria acompañados de Ali y sus mulas. 4 días maravillosos, llenos de naturaleza, sentires, sabores y olores… experiencias que enriquecieron el espíritu de cada uno de los participantes finalizando en Santa Maria de Canaguá, en los llanos de Barinas.

Durante esos 4 días de trekking Ali jamás dejo de sonreír… Su sonrisa nos dejó un aprendizaje y nos recordó que la “cordialidad” alivia el cansancio mas extremo, es contagiosa y hace que te enamores aún más de este país y nuestra gente.

Daniela Echenique - Gerente de Akanan Travel

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